Una abortista en la Francia ocupada por los nazis da mucho de sí. La hipocresía de la sociedad, las conveniencias en situaciones de pobreza y las rendijas de poder público de un Estado humillado e intervenido son el leit motiv de esta cinta de Claude Chabrol, el amante de las disecciones espirituales.
Cowboy junkies visten camisas y zapatos. Parece una tontería pero eso los separa de muchas cosas. Los ves y sabes que aunque mayores, son buenos. Luego te lo confirman en directo como grandes músicos que son , y más que eso, granderrimos intérpretes. Después de todo una canción puede tener sus mil reversos .En manos de los Cowboys las canciones siempre están inconclusas y son modificables. Y ese deje y gusto por la expansión son su principal baza en los conciertos . El único pero es que son irregulares como en los discos. Desde sus inicios que en cada lp han hecho temazos pero algún que otro relleno de lo peor.Incluso tienen algún disco realmente aborrecible. En esta actuación también hay de eso un poco pero cuando sacan la metralla, ofrecen momentos de mucha fuerza, cotas inalcanzables para el mundo cualquiera .Esa voz de ella fuera de lo normal, ese guitarrista que embrutece el blues, esas harmónicas noise, esos bajos sinuosos y todos detalles que se marcan con ese sonido tan enorme.......
The Trinity Sessions es de aquellos discos que subyugan por el sonido. Hay que escucharlo. Fue grabado en vivo en un total de 14 horas con un solo micro (un Calrec Ambisonic) en la iglesia Holy Trinity de Toronto . Y valga Cristo que cada detalle de la grabación se escucha como si estuvieras allí mismo en primera fila. Las reverberaciones del sonido, la pulsación de los instrumentos, ¡coño esos SILENCIOS! Todo captado en sus surcos.
El disco les sacó del anonimato y vendieron 1,5 millones de copias, algo impensable para el estilo de música de raíces country que facturan. En la grabación mezclan alternative country, blues (a menudo guarrote como le gusta al guitarrista) y algo de pop tanto en propias composiciones como en las versiones expansivas (e incluso mejores que las originales) de Hank Williams (I'm so lonely I could cry) o Lou Reed (Sweet Jane). Muy auténtico y nada aburrido como suele pasar en los discos de country o blues normal, el de yayos con gintonic. Atemporal, pasarán mil años y aún molará. Valió la pena engañar a los la Iglesia para poder grabarlo.....
No hay historia más lamentable y baturra que la irlandesa. Una sociedad forjada en la supina ignorancia, adoctrinada ferozmente por la religión y la política , culturalmente nula y aparte de físicamente fea , aficionada a la zoofilia . Lo mejor que hicieron fue callarse para beber y emigrar para buscarse un porvenir mejor por ahi. Y precisamente de ellos nos hablan las memorias de Frank McCourt (premio Pulitzer) llevadas al cine de manera impecable por Alan Parker. Dramón con una familia entrañable encastada en una sociedad carcamal en la sucia y decadente Limerick de los años 30. Papelón de Robert Carlyle , encarnando al padre de familia ninguneado y alegre que nunca encuentra trabajo y siempre acaba bebiendo como el poeta que acaba de cobrar. Y otro minipunto para la tematizacion de las calles suburbiales , realmente asquerosas.