Don Johnson, guapo como pocos, es el buscavidas espabilado que aterriza en un pueblo de Tejas llenos de paletos violentos y chicas complicadas. A partir de ahí, no hay dogmas , ni buenos ni malos. Hay circunstancias. Y un final que ataca a la ética, como no podía ser menos en las películas de Dennis Hopper. Lo mejor, como siempre, la pléyade de personajes abollados. Esa fauna trallada.
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The hot spot; la palabra problema en la frente.
Labios ardientes también fue criticada por sus dosis de sexo. Para muestra, una de las felatios más morbosas del cine:
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